EL ESCRITOR PLINIO APULEYO DIO LA INFORMACIÓN EN UNA ENTREVISTA


El más grande escritor colombiano, Gabriel García Márquez, ya no reconoce a sus amigos
 más cercanos, con los que viajó, creció literariamente y compartió décadas de vida, incluyendo a Plinio Apuleyo Mendoza.

La noticia fue publicada el martes pasado por la revista digital colombiana “Kien&Ke”, bajo la firma de Édgar Artunduaga, y por el diario español El Mundo, el fin de semana.

El escritor del Olor de la Guayaba, un libro sobre recuerdos de infancia y juventud, amigos y literatura, con “Gabo” (1982), expresa mayor preocupación “porque la madre murió de Alzhéimer y el hermano también”.

Eligio García Márquez, físico, escritor y periodista, hermano menor del Premio Nobel de Literatura, murió a los 53 años, en el 2001. “Fue un mazazo para Gabo”, comentó Jaime, otro de los hermanos.

El ahijado
Mendoza admite que no ha podido hablar con García Márquez desde hace cinco años, pero sí con Rodrigo, su ahijado, quien le ha dicho: “El tiene que verte porque si no, por la voz no sabe con quién está hablando”.

“La última vez que hablamos, comenta el periodista Mendoza, se le olvidaban ciertas cosas y me pre- guntaba “¿cuándo llegaste? ¿Dónde estás alojado?”, y repetía.

En cambio, fuimos a almorzar y a recordar cosas muy antiguas de hace 30 o 40 años, remotas, y la memoria le funcionaba perfectamente”.

Carmen Balcells, agente literaria de García Márquez (a sus 81 años dice que le pesan los kilos y la edad solamente la corroe), comentó que lo vio “un poco pachucho (alicaído) de salud, en la celebración del últimocumpleaños. –Quizá porque nos hacemos mayores, –justificó.

Dijo que Gabo se ha vuelto cascarrabias y tiene una mirada llena de nostalgia.

García Márquez recibió hace algunos años en Estados Unidos un tratamienel to “contra un linfoma”, del cual salió airoso, según dijeron él y su familia. El escritor comentó en su momento que la circunstancia le sirvió para volver al periodismo, regresar a su vicio favorito de la música, poner al día lecturas atrasadas y controlar más su dieta.

Señor Mendoza: ¿Tiene buena relación con Gabo hoy día? Sí. El día que cumplió 85 años (6 de marzo anterior) lo llamé, pero no hablé con él sino con Mercedes. Ella prefiere que no pase al teléfono porque de pronto no reconoce.

¿Es obligatorio, entonces, que le vea sus grandes orejas? Es posible que, como usted dice, si me ve las orejas me reconozca de inmediato.

¿Entonces es cierto que ya no reconoce a nadie? Por la voz ya no reconoce.

¿Y se acuerda quién es Plinio Apuleyo Mendoza? Las últimas veces que hablamos repetía… “¿cómo estás, cuándo vienes, qué estás haciendo?”.

Interrogantes 
A muchos amigos, con quienes he comentado el asunto, me dicen que con ellos también se limitaba a iguales interrogantes. Entonces hay la sospecha de que simplemente tiene unas fórmulas. Si no reconoce no dice “no sé quién eres tú”, sino que hace unas preguntas genéricas.

Me duele mucho esta situación y me inquieta. Gabo siempre ha sido un gran amigo.

EL DETERIORO DE LA SALUD DEL ESCRITOR 
El deterioro de la salud de García Márquez es lento y más o menos público desde hace un lustro. Desde que renunció a continuar con sus memorias (‘Vivir para contarla’, primer tomo de una trilogía frustrada) y sufrió la muerte de un hermano. Poco antes, García Márquez sufrió un linfoma del que salió intacto. En 2007, cuando el Congreso del idioma celebró en Cartagena de Indias los 40 años de la publicación de ‘Cien años de soledad’, García Márquez se dejó ver sonriente y feliz y vestido de traje blanco de lino. Sin embargo, en ningún momento habló en público ni concedió ninguna entrevista.

Por entonces, aparecieron los primeros rurmores sobre los lapsus en la memoria del Nobel colombiano. Después, el británico Gerald Martin escribió la biografía oficial de Gabo, ‘Una vida’, en la que se podía leer otra noticia casi velada de la enfermedad del autor: “Con los apuntes adecuados era capaz de recordar la mayoría de las cosas del pasado distante (aunque no siempre los títulos de sus novelas)...”.