Hábitat. Este parásito vive generalmente en aguas no tratadas o clorificadas adecuadamente, en espacios como: piscinas, jacuzzis, spas, ríos; sin embargo, estos no viven en aguas saladas
Escrito por: Mercedes Pérez Reyes (mp.reyes@hoy.com.do)
Esta ameba igual infecta el tejido cerebral,
lo que se conoce como encefalitis.
Se encuentra generalmente en aguas frescas, suelos, alcantarillados, lodos, arenas, lagos tibios, en ríos de bajo flujo, en aguas no tratadas o que no sean  debidamente clorificadas, en piscinas, jacuzzis, en “spas”. No vive en aguas saladas. Y debido a la particularidad del ambiente en el cual se desarrolla, la Naegleria fowleri,  un ameboflagelado o    parásito unicelular,  puede ser adquirido con gran facilidad.
Hasta hace unos años esos protozoos no eran tan patógenos para el hombre. Esas amebas de vida libre eran conocidas como “amebas del suelo” ya que se encontraban ubicadas en los suelos y las aguas.
Esta ameba ha demostrado una resistencia a las aguas poco cloradas, por lo que es de vital  importancia el trato adecuado de las aguas.
Y como explica el neurológo José A. Silié Ruiz, son organismos microscópicos que viven en ambientes húmedos; su reproducción puede ser asexual y también sexual. Su ciclo  de vida se divide en tres etapas: quiste, trofozoito y flagelado. 

“Cuando las condiciones les son desfavorables, se engloban formando un quiste con una doble pared para proteger un nucléolo que contiene el material genético para su reproducción”, indica el médico egresado del Instituto de Neurología de Inglaterra.
Silié Ruiz señala que el trofozoido, penetra luego de un baño en aguas contaminadas, a la cavidad nasal, entra por la mucosa de la nariz a través del neuroepitelio olfatorio  y  penetra los nervios olfatorios, alcanzando no solo el cerebro sino los espacio de las meninges y a través del líquido en el que flota el cerebro, el líquido cefalorraquídeo, por donde se expande a todo el sistema nervioso central.
“Pero  igual la contaminación puede ser por la inhalación de polvo, arena o aerosoles contaminados con los trofozoitos o quistes”, resalta  el ex presidente de la Sociedad Dominicana de Neurología y Neurocirugía.
A pesar de que en nuestro país es común  la característica del ambiente donde este parásito se reproduce,  Silié Ruiz dice que de acuerdo a sus conocimientos, no hay casos reportados formalmente como tal, aunque recuerda que hace algunos años, en una clínica de la ciudad (hoy cerrada), “manejamos el caso de una joven de la alta sociedad dominicana, que luego de un baño en la piscina de un club de gran prestigio en el país, presentó un cuadro de “meningitis” tan severa, que cuando hicimos la punción lumbar en vez de líquido cefalorraquídeo encontramos una verdadera leche condensada, muriendo la jovencita dos días después. Pudo haber sido un caso de esta meningoencefalitis, pero no lo sabemos, pues penosamente no hubo autopsia por la negación de sus familiares”, cuenta.
Qué hace esta infección tan grave. Como explica el doctor,  no solo es el compromiso en las meninges, que son las tres capas que protegen el cerebro, lo que sería entonces una meningitis, “sino que por igual infecta el tejido cerebral, lo que se conoce como encefalitis, por eso se llama a esta condición médica, meningoencefalitis”. Es decir, que es una violenta y grave infección tanto del cerebro como de sus capas protectoras.
Además, “produce un cuadro de severa necrosis e inflamación, destruye el tejido cerebral y lo convierte en una especie del queso suizo emmenthal con sus ojos y orificios. Pues esta ameba se “come” el cerebro, de él se alimenta”.
Síntomas. Según señala Silié Ruiz,   el     inicio de los síntomas  generalmente  son   bruscos y la enfermedad es fatal en el 95% de los casos.
Pueden presentarse  obstrucciones  nasales, fiebres elevadas, las grotescas cefaleas, náuseas, vómitos en proyectil, hablan junto a la rigidez de nuca, del meningismo.
Además,  delirio, desorientación y agitación, hablan de la inflamación del propio tejido cerebral, es la encefalitis.  “Estos pacientes luego caen en coma profundo y mueren”, advierte el miembro de la Sociedad Real de Salud del Reino Unido.
El neurólogo indica que esta enfermedad se trata con Anfotericina B, la cual debe usarse intravenosa y de manera directa en el cerebro por instilación. Se trata de un medicamento de uso delicado por sus efectos secundarios, “pero es lo único de lo que disponemos, acompañado de otros fármacos para la inflamación, la irritabilidad y el coma.
Sólo  sobrevive el 1%, pero felizmente es una enfermedad no muy común”.
 José A. Silié Ruiz
Señala el médico especialista que es muy difícil su prevención pues son organelos microscópicos, “pero deben evitarse las aguas no bien tratadas. Con esto hago un llamado a todos los que usan piscinas con aguas no muy seguras en su tratamiento, que es preferible evitar un buen momento y no contraer esta terrible enfermedad”. Igualmente  alerta a las personas encargadas del cuidado de piscinas y jacuzzis, que deben ser clorificadas adecuadamente para evitar el riesgo potencial de contraer esta terrible enfermedad. “En más de 10 países latinoamericanos han sido reportados casos, es decir que teniendo nosotros el mismo nivel de cuestionada higiene y de temperaturas similares, el riesgo de haberla padecido en el país es muy elevado”, dice.